

El equipo blanco necesita remontar en el Bernabéu para pasar a la siguiente ronda, ya que en el partido de ida, disputado hace dos semanas, encajó una de las goleadas más humillantes de su historia: 4-0.
El tiempo corre cada vez más en contra de los de Manuel Pellegrini, que están obligados a marcar cinco goles para clasificarse; o seis, en el caso de que encajen un tanto en contra. El público del Bernabéu se impacienta y, en diversas fases, se han escuchado silbidos en contra de los locales.
El Madrid juega con buena parte de sus estrellas en el once, incluido Kaká, desaparecido de momento en combate, como el resto de sus compañeros. Todo el balance ofensivo de los locales en la primera mitad se limitó a dos tímidos remates de Van Nistelrooy. Nada más. El Alcorcón también avisó en el 36', con un disparo de Béjar desde la frontal que salió rozando el poste.
Tras el descanso, los de Pellegrini salieron con ímpetu, y Van Nistelrooy, en el 51', dispuso de la mejor opción de los blancos, con un trallazo en el área que se estrelló en el larguero. Poco después, el portero Juanma, providencial, salvó un remate a bocajarro de Kaká. Pero fue un espejismo, porque, por increíble que parezca, el Madrid en ningún momento puso en aprietos a su rival.
El Alcorcón supo maniatar a su rival, tanto es así que el público del Bernabéu, prácticamente lleno -más de 70.000 espectadores-, expresó con fuerza la indignación con su equipo dedicándole gritos de "fuera, fuera" y "Pellegrini, dimisión".
El Madrid maquilló el resultado gracias a un gol de Van der Vaart, que batió a Juanma con un chut raso y ajustadísimo al poste desde la frontal (1-0, 80'). Pero, pese el triunfo, el resultado sigue siendo insuficiente... y el ridículo, mayúsculo.










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